Según una investigación británico-chilena, la música puede influir en el sabor del vino.
La investigación, que se presentó en mayo pasado en la ciudad de Londres, ha dado como resultado que canciones son las más adecuadas a la hora de “catar un vino”.
Por ejemplo para empezar por lo más “duro” un poquito del rock duro de mitos como Jimi Hendrix o los Rolling Stones es el perfecto acompañante para una copa de un vino Cabernet Sauvignon, mientras la ópera es la mejor música que se puede escuchar cuando degustamos un Syrah 2006.
La investigación, realizada por la Universidad Heriot Watt de Edimburgo en colaboración con el productor de vinos chileno, Aurelio Montes (que canta cantos gregorianos mientras hace madurar sus viñas porque, según afirma, esas suaves vibraciones mejoran la calidad del vino), afirma que los diferentes tipos de música estimulan diferentes partes del cerebro y nos preparan para degustar vinos de una forma consecuente a esas melodías.
Cuando se oye una pieza musical de gran fuerza, como puede ser la cantata escénica Carmina Burana, un vino como el Cabernet Sauvignon se percibe un 60% más potente, rico y robusto que cuando se saborea sin música alguna.
Esta ha sido la primera vez que se ha probado científicamente que la música puede afectar a la percepción de otros sentidos y cambiar el gusto de un vino, aunque, seguramente que también se lo cambie a un plato de cocina.
Al departamento de Psicología Aplicada de la citada universidad escocesa le intrigó el enfoque de Aurelio Montes de que la música podía influenciar el gusto de los vinos.
Los investigadores proponen en su estudio una lista de piezas musicales adecuadas para los diferentes tipos de vino. Así, en el caso del Cabernet Sauvignon las melodías perfectas para exaltarlo serían ‘All along the watchtower’, de Jimi Hendrix; ‘Honky Tonk woman’, de The Rolling Stones; ‘Live and let die’, de Paul Macartney; y ‘Won’t get fooled again’, de los Who.
El Chardonnay va perfecto, en cambio, con “Atomic”, de Blondie; “Rock DJ”, de Robbie Williams; “What’s love got to do with it”, de Tina Turner y “Spinning around”, de Kylie Minogue.
El Syrah es más clásico y se exalta con esa aria de “Nessun Dorma”, de Puccini cantada por el fallecido Luciano Pavarotti. Pero tampoco desdeña la música moderna como “Orinoco flow” de la cantante Enya; “Carros de Fuego2, de Vangelis, y “Canon”, de Johann Pachelbel.
En cuanto al Merlot, le pegan más las baladas o melódicas, como por ejemplo, “Sitting on the dock of the bay”, de Otis Redding; “Easy”, de Lionel Ritchie; “Over the rainbow”, de Eva Cassidy, etc.
Hasta el editor de la revista “Wine and Spirit” (vinos y Licores), David Willians, se entusiasmó con el proyecto. Ya que la idea de que la música pueda tener un efecto en el sabor del vino es muy buena, más cuando la gente del comercio del vino pueda utilizar esa información.
De aquí a poco tiempo podemos ver cómo cambian esas ofertas de “dos botellas por el precio de una” por otras de “si compras una botella de vino te regalamos un CD de Beethoven”.
Esto depende siempre del ánimo de quien lo consuma, si tiene el día tristón, no lo arregla ni ACDC.
Vía: es.noticias.yahoo
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